A veces lo que más agota no es cocinar…

es pensar si lo va a aceptar.

No es la pasta sin sal, ni el pollo cortado en forma de estrella.

Es el sobrepensar.

La culpa cuando no come.
La duda de si está recibiendo lo que necesita.
Y ese miedo silencioso de estar haciéndolo mal.

Si te suena familiar, no necesitas otra receta, necesitas dejar de creer que eres mala madre porque no come como ‘debería’ y tener un plan flexible, con resultados comprobados que se adaptan a tu peque en específico, la experiencia sensorial que tiene y la simplicidad en el acto de comer.

Lo que necesitas es apoyo, estrategia, y una guía que entienda lo que estás atravesando.

Por eso creé mis mentorías personalizadas.
No para decirte qué cocinar cada día, sino para ayudarte a que la hora de la comida no sea una pelea emocional.

Y es que cuando un peque tiene selectividad alimentaria termina ocurriendo que:

  • Te inventas cenas creativas que no acepta.

  • Sientes culpa por si comió muy poco… o demasiadas galletas.

  • Sobrepiensas si lo estás haciendo bien.

  • El ambiente no ayuda y sientes que estás sola.

“Solo come 5 cosas, y no quiere probar nada nuevo.”

Vale, pues imagínate esto:

  • Cocinas una sola comida para todos, sin menús extra ni dramas.

  • Si no lo quiere, sabes cómo responder sin regaños ni trampas.

  • Tienes estrategias reales para ofrecer, repetir y acompañar sin desgastarte.

  • Comen lo que hay, pero con opciones flexibles, no negociaciones eternas.

  • Y tú dejas de ser chef, psicóloga y detective de nutrientes… todo al mismo tiempo.

Sin trucos raros.
Sin menús imposibles.
Sin tener que reinventarte cada semana.

Y sí:
Aunque aquí hablamos de calma, límites amorosos y estrategia emocional, también hablamos de nutrición real.

Soy nutricionista y farmacéutica, y como no necesitas adivinar si tiene suficientes nutrientes, necesitas saberlo, en nuestras sesiones también:

✔️ Verifico que esté recibiendo los nutrientes que necesita.
✔️ Evaluamos si hay causas subyacentes que expliquen su conducta con la comida.
✔️ Adaptamos la estrategia sin poner en riesgo su salud física ni tu tranquilidad mental.

No se trata de cocinar mejor.
Se trata de relajar la mesa, recuperar tu rol de madre y confiar más en ti… y en él.

Y eso es lo que hacemos juntas en la mentoría.

Porque comer no debería sentirse como rendir un examen.
Debería sentirse como hogar.

Y si te han dicho que “esta es solo una etapa”.

Sí, tienen razón, es una etapa.

Pero no todas las etapas se pasan… y algunas duelen más de lo que admitimos.

Cuando accionas ahora evitas el desgaste familiar y costo emocional y nutricional de selectividad alimentaria.

A largo plazo, esto impacta mucho más que un vegetal rechazado.

Comida sin batallas ni chantajes significa hacer espacio para aprender a comer desde la conexión y con hábitos bases para su adultez.

Alimentar no es solo nutrir el cuerpo: es cuidar la relación.

“Necesito a alguien que me diga qué es normal, qué no… y dejar de cocinar con miedo. Miedo a su reacción. Miedo a que no coma. Miedo a hacerlo mal.”

Te paras frente a la cocina.
Es tarde, estás cansada.

Y tienes que decidir:
¿Le hago algo aparte a él… o intento que coma lo mismo que todos?

Pero ya sabes cómo acaba.
Lo mismo de siempre:
Tú cocinas dos platos.
Uno con amor. Otro con esperanza.
Y al final, no toca sino el pan.
Y tú terminas cenando con culpa y preguntas.

“¿Y si no comió suficiente?”
“¿Y si me estoy rindiendo?”
“¿Y si mañana lo intento otra vez… pero diferente?”

Y empiezas a buscar recetas.
A mezclar ingredientes como si tu cocina fuera un laboratorio.
A esconder verduras en muffins, en cremas, en lo que sea.

Y poco a poco, la hora de la comida deja de ser un momento bonito.
Se convierte en un proyecto de alta tensión.

Hasta que un día, te das cuenta de que ya ni sabes qué cocinar.
Porque todo lo que haces lo filtras por si lo va a aceptar o no.
Y eso… te roba libertad.

Por eso no te voy a decir que le cortes la fruta en formas divertidas o que comas verduras para que aprenda con tu ejemplo.

Porque de nada sirve que le hagas platos con caritas si no sabes la razón de su rechazo.

Lo que hago es identificar el problema y ponerle solución.

De la forma menos sobrecargada posible.

Por lo que cuando tienes una mentoría de selectividad alimentaria:

  1. Previenes que el rechazo actual se convierta en un hábito rígido difícil de cambiar.

    Porque cuanto más tiempo se repite una dinámica, más costoso (emocional y conductualmente) se vuelve romperla.

  2. Transformas la comida en una experiencia de conexión, en vez de en una fuente diaria de tensión.

    Porque no se trata solo de lo que come, sino de cómo viven juntas esos momentos.

  3. Ahorras tiempo y energía mental dejando de cocinar por ensayo y error.

    Una sola comida para todos, sin menús aparte ni adivinanzas.

  4. Te aseguras de que esté bien nutrido sin tener que convertirte en experta en micronutrientes.

    Con acompañamiento profesional que se enfoca tanto en lo emocional como en lo nutricional.

  5. Reduces el riesgo de que la ansiedad alimentaria afecte su crecimiento, su digestión y su relación futura con la comida.

    A largo plazo, esto impacta mucho más que un vegetal rechazado hoy.

  6. Recuperas confianza como madre, sin depender de opiniones externas ni soluciones contradictorias.

    Porque no necesitas más tips sueltos, sino una estrategia real que te dé claridad.

  7. Evitas que tu hijo asocie la comida con presión, castigos o premios.

    Lo que se aprende hoy, lo recordará mañana.

  8. Fortaleces el vínculo con tu peque al mostrarle que su autonomía importa… sin ceder tu rol de guía.

    Comida sin batallas ni chantajes. Solo límites claros y presencia real.

  9. Puedes detectar si hay causas más profundas que requieren atención (digestivas, sensoriales, emocionales).

    Y resolverlas antes de que se cronifiquen o se oculten detrás del “solo es que no le gusta”.

  10. Ganas paz.
    Literal.
    Paz en la cocina, en la mesa, en tu mente.

  11. Dejas de ofrecerle comida cada 5 minutos porque no comió y de cocinarle otra cosa porque rechazó lo que le preparaste.

    Finalmente no dudará sobre si está nutrido o no ni pasarte la mañana pensando en si comió antes de ir al colegio.

Porque vivir todos los días con miedo a “la hora de comer” no es sostenible. Ellas lo saben (y tú puedes ser una de estas madres también):

Es una mentoría privada hacemos esto:

🌿 Diagnosticar el terreno nutricional, emocional y conductual

Empezamos descubriendo qué está pasando de verdad.
Tanto en tu peque… como en ti. Sin culpa. Sin presión. Sin juicios.

Identificamos los bloqueos principales, resolvemos todas tus dudas, hacemos análisis de sensibilidad sensorial y estado nutricional, y te doy los primeros cambios concretos, adaptados a tu día a día.

Trabajamos cómo crear un ambiente más relajado en las comidas, ajustamos rutinas y, sobre todo, te enseño qué hacer cuando rechaza un alimento —sin dramas, sin repetir patrones, sin agobios.

🌱 Plan realista para introducción de nuevos alimentos

Revisamos cómo te fue con los cambios iniciales y qué retos aparecieron.

Aquí ajustamos lo que necesites y te doy nuevas herramientas para avanzar hacia la introducción respetuosa de alimentos y límites flexibles a la hora de comer.

Te enseño técnicas de motivación aplicadas a la alimentación —para que tu peque se sienta más seguro y tú menos agotada emocionalmente.

🍽️ Nutrición con sentido común

Con un entorno más tranquilo, ahora sí entramos a la parte nutricional.

Aprendes cómo equilibrar sus platos sin sobrepensarlo, cómo enriquecer lo que ya come (aunque su menú sea corto) y si hace falta, te recomiendo suplementos desde un enfoque profesional y respetuoso.

Algunos detalles que te pueden interesar:

  • La sesión es de 90 minutos a ser consumida máximo 2 semanas después de su compra.

  • Te acompaño y resuelvo dudas vía whatsapp durante 2 semanas post-sesión (contesto dentro de 48 horas hábiles para que me sientas ahí a tu lado).

  • Dossier con la historia clínica y resumen de las 3 sesiones por si se lo quieres enviar a un pediatra o especialista además de reacciones a realizar para que no sientas que tienes que llevarlo todo en la cabeza.

Solo tomo 4 familias al mes por lo que si tu eres una de ellas reserva ahora.

La “hora de comer” puede empezar a cambiar esta misma semana.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Entonces lo que voy a hacer es fiarme de que va a ser capaz de escuchar sus señales internas para comer y ya?

No, vamos mucho más profundo, es probable que tu hijo/a aún no esté preparado para escuchar sus señales internas, o quizás es esa incapacidad de escucharlas lo que le frena a probar nuevos alimentos.

Esto lo analizamos en la Mentoria y te doy los pasos para desbloquarlo.

¿Me voy a tener que pasar las tardes haciendo juegos con la comida para que pruebe algo?

Para nada, la base principal de mi metodología se basa en aplicar sencillas acciones cuando estamos a la mesa, siempre y cuando tengamos ajustadas rutinas y rituales pre y post-comida, pero esto lo hacemos juntas.

El juego es una herramienta muy valiosa y dependiendo de la edad del peque y de los bloqueos que presente si que lo usaremos, de forma sencilla y sin necesidad de preparaciones previas, simplemente usando la comunicación y el alimento que le hemos servido para que se coma.

Puede ocurrir que necesitemos trabajar con algún alimento fuera de la mesa, pero siempre me adapto a la situación de cada familia sin añadir más peso al día a día.

¿Voy a tener que cambiar mi forma de cocinar?

No, esto no va de hacer recetas innovadoras, pero si de añadir al plato los nutrientes que necesita tu hijo/a.

Para eso analizo su dieta y te doy las recomendaciones para mejorar sus alimentación.

No te voy a mandar ningún Menú pero te enseñaré como hacer un plato que le aporte lo que necesita

Contratando esta Mentoría no vas a estar acompañada solamente por una Nutricionista

En realidad contratas 3 profesionales en una

  • Una Nutricionista que aplica sus conocimiento en alimentación intuitiva a la nutrición infantil para hacerla más respetuosa , y que entiende la relación entre alteraciones sensoriales y alimentación.

  • Farmacéutica con experiencia en salud pública, atención primaria y farmacia comunitaria, que sabe de patologías, tratamientos y suplementos y gracias a esto es capaz de detectar posibles causas médicas que estén afectando a la alimentación de tu hijo/a

  • Madre de dos peques, que ha lidiado con la el calvario de que su hijo rechace la comida llegando a preocuparse por su salud y que gracias a esto te acompaña conociendo la problemática en primera persona, porque ser madre es la profesión que más recursos me ha dado

INVERSIÓN 390 EUROS O 3 PAGOS DE 130 Euros